A las primeras comuniones se suele invitar a la familia más cercana.
Recuerden que la primera comunión no es una boda, es decir es algo más íntimo por lo que no hay porque preocuparse por el compromiso de invitar a los compañeros de trabajo.
Además, al tratarse de un acto formal y muy familiar se acostumbra a invitar a la familia más cercana, a los amigos más próximos de los padres, de los padrinos y por supuesto, a los amigos o compañeros de la escuela del niño. El anfitrión o protagonista del festejo es el niño que hace la Comunión por lo que debe poder invitar a sus mejores amigos.
Lo más usual es hacer una celebración con no más de 100 invitados, aunque en algunos casos el número aumenta si la familia es muy numerosa.